viernes, 26 de julio de 2013

Escribir

 Definitivamente hay papeles que me dan ganas de escribir, y combinados con el lapicero ideal podría escribir mucho, como una novela infinita que vaya relatando las delicias de vivir, lo que pasa alrededor mío y del lapicero, que exprese cómo el mundo, después de vivirlo, lo único mejor es describirlo, escribirlo. Un papel blanco me abre los sentidos, un papel blanco me hace rebozar la mente... y escribir hasta con afán, porque mañana quedarán de mí las imágenes, luego quedarán de mí los olores, luego mi cuerpo, luego mis palabras... pero en últimas , en el más lejano de los días, sólo quedarán de mí mis escritos, reposando en frescas mentes y haciendose infinitos.


jueves, 7 de marzo de 2013


Canción de la Vida Profunda, Porfirio Barba-Jacob

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al tiempo y al azar...
Tal vez bajo otro cielo la vida nos sonría...
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
al alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.


Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
¡niñez en el crepúsculo!, ¡laguna de zafir!
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas!, nos hacen sonreír.

y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también, ¡oh Tierra!, un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver:
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡un día en que ya nadie nos puede detener!

domingo, 3 de marzo de 2013



Caricias


La tragedia no es vivir, no es el destino
no es esperar, no es aguantar, no es sanar
No es extrañar, revivir, repasar, recordar
son dolores fáciles, pasajeros, con brevedad

No son las canciones las que me hacen llorar
el parque, las casitas, tu cara, aún están vivos
tus ojos complacientes aún me miran
en todas partes tu voz se hace escuchar

Ni siquiera es volver a empezar
podría tirarlo todo y reiniciarlo muchas veces
no es reinventar, reconectar, componer
arreglar, ajustar, encender y arrancar

Incluso mantenerse bien es pensable
Sonreir, trabajar y no quejarme
hacer cualquier familia que no soñé
conformarme y pensar que así, ya está.

Pero la tragedia y el dolor, la desesperación, lo insoportable
lo que me roba tranquilidad y convierte mi vida en disimulo
son estas tantas caricias que sólo tú merecías
y ahora, por más que te busco, no te las puedo entregar.

Foto: Julián Bedoya, "Nacimiento de Luna"

domingo, 17 de febrero de 2013

CURRÍCULUM, MARIO BENEDETTI

El cuento es muy sencillo,
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo,
el pájaro que emigra,
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente.
 
Usted sufre,
reclama por comida
y por costumbre,
por obligación;
llora limpio de culpas,
extenuado,
hasta que el sueño lo descalifica.

Usted ama,
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros. 

Usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio,
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío,

entonces,
usted muere.
NO TE SALVES, MARIO BENEDETTI

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.

pero si, pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces,
no te quedes conmigo.