martes, 16 de junio de 2015

Te vi

Así fue:
Te vi, pasaste por la sala al aire libre, reconocías al otro y sonreías.

Pensé en ti, estuviste en mi espacio, en mi canción.
¿Las flores? tu aroma, ¿los paisajes? tu cara. 
Estuviste en mi vida. 

Te admiré, eras talento con pasión;
Argumentos pesados con pasión;
Claridad, coherencia... pero siempre con pasión.

Te soñé, no te bastó con el día.
Descubriste los yoes de la noche, los cansados y pesados,
y en ellos también hiciste nido.

Te hablé, los sueños quedaron en la mesa. Mis yoes temblaron. 
Los tomaste pero fuerte, los halaste de sus miedos y les dijiste ya está. 
Todos lo entendieron. 
Así, con unanimidad, te eligieron. Te elegí.

jueves, 11 de diciembre de 2014


Impresión de ti

No me mires, no me mires así, 
tus ojos podrían quedar estampados en mis párpados, 
podría llegar al punto de verlos toda la noche aun con los ojos cerrados. 
¿Qué tal que un día me pierda o me caiga mientras intento sacar tus ojos de los míos? 

No me toques, no me toques así, 
mi piel puede percibirte desde que estás como a una cuarta, 
y desde ahí hasta que por fin me tocas es la agonía. 
Ah, pero cuando me tocas, un calor que no quema sale de tus manos y va hasta mis huesos, 
ahí llena mi cuerpo, se mezcla con el aire que respiro y sale de mí cuando exhalo, muriendo. 
Un día, en el afán de prolongarle la vida, contendré el aire hasta que sea mi fin.

No te acerques a mi boca, no te acerques así, 
yo puedo evitar besarte con fuerza y abrazarte, 
pero mi alma, ay, mi alma no sabe de esas lidias, simplemente se sale y se pega de ti.
Vuelve a mí triste por tener que dejarte, luego de estar tan profundamente cómoda en ti.
Yo te haré saber cuando pase, en tanto, no te acerques, no te acerques así.


jueves, 30 de octubre de 2014

Déjame

Déjame, pero despacio. 
No me dejes de un sacudón... que me caigo.
Déjame con sonrisas, 
con esa diplomacia de la que haces alarde.

Te puedes ir alejando de a pasito, como jugando,
cada paso más grande, hasta que ya no te vea, pero siga escuchándote.
Ah! pero mírame siempre. En un solo segundo sin tus ojos podría perder mi memoria, 
olvidarme de quién soy.

Déjame así: me haces creer que estás mejor que nunca... que estamos mejor que nunca,
y de repente, cuando yo esté en plena armonía, te vas,
así quedo como hipnotizado, no sentiré nada.

Muéstrame un paraiso,
invéntalo y dime que ahí voy a estar cuando te vayas, 
dime que ahí no hay de esos caprichos tuyos, ni de esos alborotos, 
dame la mano para entrar y luego déjame,

Yo estaré ahí hasta que entienda el mundo sin ti,
hasta que un día pueda de nuevo ver,
hasta que no me duela el sol, y pueda seguirlo para no perderme, 
y decidido, siga mis deseos sin seguirte... busque mi camino sin buscarte.



viernes, 31 de enero de 2014

En Antioquia "Aen" Muchas Historias

Siempre me consideré un afortunado por haber crecido con mis abuelos, un par de viejos de áreas rurales antioqueñas, llenos de tradiciones y de historias de montañas, brujas y reuniones familiares de cien personas en una finca sin energía eléctrica. En medio de las tardes de historias mis abuelos dejaban escapar palabras que no lograba ubicar en mi léxico, una cuestión que no me preocupaba, porque mi objetivo de entender la vida de antaño se cumplía muy a menudo.
Algún día escuché alguna frase de mis abuelos donde se reemplazó el "hay" por la palabra "aen", y fue ahí cuando me di a la tarea de reflexionar en torno a las evolución del lenguaje, porque la palabra aen que no significaba nada para mí estaba cargada de contenido para ellos, dos personas que con dificultades lograron aprender a leer y a escribir, algo andaba mal!. Si bien la reflexión personal no me entregó las respuestas que necesitaba, la vida lo hizo, cuando en una ocasión un campesino antioqueño me preguntó: "Cuántas vacas aen áhi", lease con acento en la letra A: Áhi!; para mí, toda mi curiosidad se volcó a esta palabra, un adverbio de lugar con cara de verbo, es decir, con una pronunciación equivalente a la interjección !Ay!. 
Foto: Julián Bedoya C.
Sabiendo un carajo de análisis lingüistico me atrevo a decir que con esta herramienta no hubiera entendido nunca este tipo de frases, pero mi explicación empírica me dejó satisfecho: si en lugar de usar "su verbo tradicional": aen, usaran la forma correcta "Hay", entonces la pregunta que me hizo el campesino sonaría con una doble interjección: algo como ¿Cuántos ponchos ay! ay!?, lo cual en Antioquia significaría que, luego de decir "cuántos ponchos..." sucedió algo que exige cierta premura, manifestada por la expresión ¡Ay Ay!.
Si bien el análisis lingüistico académico tiene un gran valor para nuestro desarrollo como especie, el descifrar las expresiones  tradicionales de una región puede ser una tarea muy satisfactoria si se aborda desde el análisis de las situaciones cotidianas, porque para un lingüista la etimología sale de rastros históricos claros y en el caso de transformaciones tradicionales, estoy por pensar que no "aen" dichos rastros, además, lo valioso para un simple mortal en temas del lenguaje es entener una historia de sus abuelos, vivir al oirla las emociones que ellos vivieron y no perdonarse la muerte de la tradición oral familiar.

viernes, 26 de julio de 2013

Escribir

 Definitivamente hay papeles que me dan ganas de escribir, y combinados con el lapicero ideal podría escribir mucho, como una novela infinita que vaya relatando las delicias de vivir, lo que pasa alrededor mío y del lapicero, que exprese cómo el mundo, después de vivirlo, lo único mejor es describirlo, escribirlo. Un papel blanco me abre los sentidos, un papel blanco me hace rebozar la mente... y escribir hasta con afán, porque mañana quedarán de mí las imágenes, luego quedarán de mí los olores, luego mi cuerpo, luego mis palabras... pero en últimas , en el más lejano de los días, sólo quedarán de mí mis escritos, reposando en frescas mentes y haciendose infinitos.


jueves, 7 de marzo de 2013


Canción de la Vida Profunda, Porfirio Barba-Jacob

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al tiempo y al azar...
Tal vez bajo otro cielo la vida nos sonría...
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
al alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.


Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
¡niñez en el crepúsculo!, ¡laguna de zafir!
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas!, nos hacen sonreír.

y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también, ¡oh Tierra!, un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver:
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡un día en que ya nadie nos puede detener!

domingo, 3 de marzo de 2013



Caricias


La tragedia no es vivir, no es el destino
no es esperar, no es aguantar, no es sanar
No es extrañar, revivir, repasar, recordar
son dolores fáciles, pasajeros, con brevedad

No son las canciones las que me hacen llorar
el parque, las casitas, tu cara, aún están vivos
tus ojos complacientes aún me miran
en todas partes tu voz se hace escuchar

Ni siquiera es volver a empezar
podría tirarlo todo y reiniciarlo muchas veces
no es reinventar, reconectar, componer
arreglar, ajustar, encender y arrancar

Incluso mantenerse bien es pensable
Sonreir, trabajar y no quejarme
hacer cualquier familia que no soñé
conformarme y pensar que así, ya está.

Pero la tragedia y el dolor, la desesperación, lo insoportable
lo que me roba tranquilidad y convierte mi vida en disimulo
son estas tantas caricias que sólo tú merecías
y ahora, por más que te busco, no te las puedo entregar.

Foto: Julián Bedoya, "Nacimiento de Luna"

domingo, 17 de febrero de 2013

CURRÍCULUM, MARIO BENEDETTI

El cuento es muy sencillo,
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo,
el pájaro que emigra,
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente.
 
Usted sufre,
reclama por comida
y por costumbre,
por obligación;
llora limpio de culpas,
extenuado,
hasta que el sueño lo descalifica.

Usted ama,
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros. 

Usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio,
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío,

entonces,
usted muere.
NO TE SALVES, MARIO BENEDETTI

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.

pero si, pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces,
no te quedes conmigo.

martes, 19 de junio de 2012

Tu pelo inspira misterio, captura mi atención con cualquier movimiento. Como cuando esos crespitos se balancean intentando desarmarse. Aun no entiendes por qué?
Tus Ojos son malos cómplices. Con solo verlos sé en qué lugar de tus mundos estás, y a veces me dicen también cual es la mejor forma allí de amarte. Aun no sabes por qué?
Tus manos son dos milagros que hacen milagros. Pueden acarciar con tal sutileza que se me pierde ahí la vida sin darme cuenta. Aun preguntas por qué?
Tu cuerpo es la vida en forma de mujer. La vida mostrando su esplendor, su perfección. Es la prueba del trabajo artesano del planeta. Aun no sabes por qué?
Tu corazón mantiene encendido tu pequeño habitáculo. Pero por eso no es pequeño. Ahí adentro caben tus infinitas bondades. Si aun no sabes por qué, discúlpame. No logro todavía calmar el festival que se arma en mi mente cuando quiero responder tu: por qué me Amas?.