Así fue:
Te vi, pasaste por la sala al aire libre, reconocías al otro y sonreías.
Pensé en ti, estuviste en mi espacio, en mi canción.
¿Las flores? tu aroma, ¿los paisajes? tu cara.
Estuviste en mi vida.
Te admiré, eras talento con pasión;
Argumentos pesados con pasión;
Claridad, coherencia... pero siempre con pasión.
Te soñé, no te bastó con el día.
Descubriste los yoes de la noche, los cansados y pesados,
y en ellos también hiciste nido.
Te hablé, los sueños quedaron en la mesa. Mis yoes temblaron.
Los tomaste pero fuerte, los halaste de sus miedos y les dijiste ya está.
Todos lo entendieron.
Así, con unanimidad, te eligieron. Te elegí.