jueves, 30 de octubre de 2014

Déjame

Déjame, pero despacio. 
No me dejes de un sacudón... que me caigo.
Déjame con sonrisas, 
con esa diplomacia de la que haces alarde.

Te puedes ir alejando de a pasito, como jugando,
cada paso más grande, hasta que ya no te vea, pero siga escuchándote.
Ah! pero mírame siempre. En un solo segundo sin tus ojos podría perder mi memoria, 
olvidarme de quién soy.

Déjame así: me haces creer que estás mejor que nunca... que estamos mejor que nunca,
y de repente, cuando yo esté en plena armonía, te vas,
así quedo como hipnotizado, no sentiré nada.

Muéstrame un paraiso,
invéntalo y dime que ahí voy a estar cuando te vayas, 
dime que ahí no hay de esos caprichos tuyos, ni de esos alborotos, 
dame la mano para entrar y luego déjame,

Yo estaré ahí hasta que entienda el mundo sin ti,
hasta que un día pueda de nuevo ver,
hasta que no me duela el sol, y pueda seguirlo para no perderme, 
y decidido, siga mis deseos sin seguirte... busque mi camino sin buscarte.